sábado, 21 de mayo de 2016

Memorias

Nunca sentí gran interés por las autobiografías de personajes conocidos. Siempre he sido más de ficción escrita por escritores de profesión – Dejo aparte los libros de memorias de escritores, que es otro jugosísimo género en sí mismo . De pequeño sólo tengo recuerdo de leer la autobiografía de un piloto de carreras alemán, que aparentemente había llegado a casa mucho antes que ninguno de nosotros y que me sorprendí rescatando cuando vaciamos el piso para ponerlo a la venta décadas después.


Tenía esa idea de que las memorias no son literatura de verdad. Más bien vehículos para el autobombo o guías de auto-ayuda para intentar imitar la vida exitosa del otro, y nunca las consideraba seriamente para futuras lecturas. Mi - reciente- afición por los libros de memorias empieza en verano de 2010 y por casualidad. Desde el montón de libros de segunda o tercera mano en un puestillo destartalado en Krabi, David Niven me sonreía irresistible bajo un bigotillo pre-constitucional, rodeado de copias semi nuevas de best sellers con edad de ser sus nietos. Las memorias de David Niven son terriblemente amenas y muy bien escritas, desde los diferentes periodos militares hasta la tensa relación con los dueños de los estudios, aunque personalmente me quedo con el honesto relato de su vida familiar – incluyendo la increíble y cruel muerte de su primera esposa.



Tiempo después, animado por un artículo bastante elogioso de Miguel Ángel Villena en el suplemento dominical de El País , me leí las memorias de Errol Flynn. Más que una autobiografía es un libro de aventuras a la altura de los clásicos. Era de esperar. Al fin fin y al cabo fue compañero de farra de David.


David y Errol me enseñaron que las memorias no son un género menor, y desde entonces no me avergüenzo de añadirlas a mi dieta lectora de vez en cuando.



No existen aún que yo sepa, pero creo que las memorias de Julio Iglesias podrían estar a la altura de las de estos adorables granujas que se convirtieron en las primeras estrellas planetarias del cine - Como muestra un botón:  la hilarante crónica de Lino Portela  sobre una cena con Él.



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