Nunca sentí gran interés por las
autobiografías de personajes conocidos. Siempre he sido más de
ficción escrita por escritores de profesión – Dejo aparte los
libros de memorias de escritores, que es otro jugosísimo género en
sí mismo . De pequeño sólo tengo recuerdo de leer la autobiografía
de un piloto de carreras alemán, que aparentemente había llegado a
casa mucho antes que ninguno de nosotros y que me sorprendí
rescatando cuando vaciamos el piso para ponerlo a la venta décadas
después.
Tenía esa idea de que las memorias no
son literatura de verdad. Más bien vehículos para el autobombo o
guías de auto-ayuda para intentar imitar la vida exitosa del otro, y
nunca las consideraba seriamente para futuras lecturas. Mi -
reciente- afición por los libros de memorias empieza en verano de
2010 y por casualidad. Desde el montón de libros de segunda o
tercera mano en un puestillo destartalado en Krabi, David Niven me
sonreía irresistible bajo un bigotillo pre-constitucional, rodeado
de copias semi nuevas de best sellers con edad de ser sus nietos. Las
memorias de David Niven son terriblemente amenas y muy bien escritas,
desde los diferentes periodos militares hasta la tensa relación con
los dueños de los estudios, aunque personalmente me quedo con el
honesto relato de su vida familiar – incluyendo la increíble y
cruel muerte de su primera esposa.
Tiempo después, animado por un
artículo bastante elogioso de Miguel Ángel Villena en el suplemento dominical de El País ,
me leí las memorias de Errol Flynn. Más que una autobiografía es
un libro de aventuras a la altura de los clásicos. Era de esperar.
Al fin fin y al cabo fue compañero de farra de David.
David y Errol me enseñaron que las
memorias no son un género menor, y desde entonces no me avergüenzo
de añadirlas a mi dieta lectora de vez en cuando.
No existen aún que yo sepa, pero creo
que las memorias de Julio Iglesias podrían estar a la altura de las
de estos adorables granujas que se convirtieron en las primeras
estrellas planetarias del cine - Como muestra un botón: la hilarante crónica de Lino Portela sobre una cena con Él.
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