domingo, 28 de noviembre de 2021

Hasta otra, Francisco Ibañez.

 Llegué con un plan preciso y mi lista preparada, pero paré en la estantería de Novedades y se fue todo el traste (Solenoide, te toca esperar).

El rey campesino es maravilloso. Realismo mágico, y el nombre de la Rosa y todo lo que tenga de bueno abrir un libro por la primera página y que te saque de donde sea que estés por unas horas. Lo tenía en mi lista por la calurosa recomendación de Alberto Olmos. 

Hablando del rey de Roma, Irene y el Aire me ha gustado bastante. Es un tema el del parto que en principio no me llama mucho (otra cosa es la paternidad, y la relación con los vástagos. Eso sí me vuelve loco), pero esta narrado con nervio y emociona.

La novela detectivesca de Eduard Palomares es bueno, un pasarratos veraniego.











Con este lote me despedí de la Francisco Ibañez, rumbo a los verdes pastos de la Biblioteca Pública Dámaso Alonso, que me pilla a tiro de piedra de Plaza de Castilla. Todo bien. Edificio coqueto, libros ordenados alfabéticamente con mimo, estanterias temáticas que parece que alguien se toma el trabajo de renovar. Allí acudí de nuevo, con mi lista preparada y tres libros resaltados, previa verificación de que estaban disponibles. Todo iba bien, hasta que una de las muy agradables bibliotecarias me dijo " ¿Has visto la sección de Novedades?". Cómo saben el punto débil de la gente. En seguida me calaron como un wannabe de La Central (o al menos de la fnac). Me giré para encarar la balda de los libros nuevos, y Revancha me esperaba sonriente. Leo casi todo lo que sale del Kiko Amat prescriptor, o prologuista, o columnista,  pero casi nada de lo que edita. Pero a A. le había encantado Revancha, y el libro lo sabía, y seguía con esa media sonrisa mientras yo fingía pasar revista a sus compañeros de balda. Lo he devorado en dos días. Es un banquetazo de violencia, traumas familiares y anti-héroes recorriendo la senda eterna de la redención. Todo aderezado con miseria barrial pre-entrada en el euro. Buenísimo.