sábado, 30 de julio de 2016

Vacaciones

Pedro Páramo fue otra de las adquisiciones para el verano en la visita a la librería el Buscón. Esta edición de Cátedra - ¿hay algún premio para el nombre de editorial que evoque más el aburrimiento? - es super recomendable. El libro se disfruta infinitamente más con todas las explicaciones y cronologías que acompañan al texto. Y al final, como guinda, una entrevista con Juan Rulfo en el que el propio autor aclara cuestiones clave - algunas se discutieron durante décadas. Yo me lo leí una vez a pelo y otra vez después de leerme todas las muy fundadas explicaciones y la segunda me aprovechó mas.

La estructura suena totalmente actual, con continuos saltos temporales entre las peripecias de Juan Preciado que va a buscar al padre y la historia de los Páramo desde los tiempo del bisabuelo. Saltos temporales hacia delante y vuelta hacia atrás de un párrafo a otro, llevados por los recuerdos y las voces de una galería de secundarios inacabable -  es decir, las bases formales de la ficción "moderna" de series y novela, sobre todo negra. El libro es genial, y las circunstancias en las que Juan Preciado continúa su búsqueda en la segunda parte me parecen lo máximo ( Eso no se le ocurre a Night Shyamalan ni en mil años).
La forma en que las historias más sórdidas aparecen pero siempre sobreentendidas, y la precisión casi matemática de las palabras me hicieron pensar en Yuri Herrera - tengo en mi lista de pendientes "La Transmigración de los Cuerpos", que dejé para luego después de leerme sus dos primeros libros casi de un tirón.









En mitad de las vacaciones me quedé sin lecturas, y con nocturnidad y alevosía revisé las estanterías en casa de mis suegros para encontrarme con un libro de Vázquez Montalbán que no había leído - soy bastante fan de la serie Carvalho. Hasta estuve tentado de comprarme un libro sobre la gastronomía en las novelas del detective, aunque al final me enfrié. En Galíndez hay por cierto varias referencias al restaurante la Ancha.


El libro es ficción basado en la desaparición real del representante del gobierno vasco en el exilio en los años 50. La primera mitad del libro se me hace muy árida, pero si resistes la parte final es trepidante. Me llama al atención la cantidad de personajes reales e inventados del libro que tienen relación con la literatura: Galíndez fue escritor y profesor de universidad, Robbard (el oscuro personaje del FBI) estudió Poesía Americana y es un poco medio poeta y don Angelito (un asesino a sueldo al final de su vida) se define como el "Emperador de la calle 8" de Miami y se gana la vida "metiendo un poco de cultura en las emisoras anticastristas".

El libro ganó el premio nacional de narrativa (este premio me deja un poco frío, y sospecho que no solo a mi. Ni siquiera se anuncia a bombo y platillo en la portada).  Hubo película en 2003, y el reparto me parece que encaja muy bien - Me creo hasta a Guillermo Toledo como el noviete de Muriel.

domingo, 10 de julio de 2016

La cena

Últimamente, y por razones variopintas, he vuelto a pasar varias veces por delante de la librería el Buscón, y llevaba un tiempo pensando en entrar a comprar un libro de fotografías antiguas del barrio de Prosperidad que tienen en el escaparate de forma casi permanente.Tan permanentemente que no veía la urgencia y siempre lo dejaba para la próxima y nunca acababa de entrar.  La última vez que lo debí hacer fue en la época en que vivíamos cerca de la tienda para hacerme con  "No hay bestia tan feroz" de Edward Bunker - que me gustó mucho por cierto - y que acabo de mirar que se editó en el ya lejano 2009.
Hace un par de jueves, con los billetes ya impresos, las lecturas de verano sin decidir y la maleta vacía refunfuñando en el altillo del armario, volví a caer cerca del Buscón. Esta es la mía, pensé. Voy a intentar una aproximación radical para elegir la siguiente lectura. Preguntar a un librero.
Bajo su gorro de paja blanco y un aire un poco Fernando Colomo mediterráneo el librero me saludó quedamente y me dejó moverme con libertad. Paseé por la tienda un buen rato incluyendo la mesa sobre la que se anunciaban las  "Recomendaciones para el verano", entre los que estaban las ediciones de bolsillo de "El Adversario" de Carrère y "Nos vemos allá arriba" de Lamaitre. Esto pinta bien, pensé. Pero si quería una recomendación personalizada tendría que darle alguna pista de mis gustos. Aunque fuese sutil. Los libreros no son tan adivinos. Me dirigí hacia el mostrador.

- Buenas. Quería el libro de fotos de Prosperidad - tienen varias copias cerca de la caja, como los chicles en el súper. El librero toma una y lo mete en una bolsa. Mientras tanto pregunto- ¿Tiene una copia de Pedro Páramo en bolsillo?

Un giro un tanto inesperado lo sé. Pero durante mi (largo) paseo por delante de las estanterías recordé que tenía esta lectura pendiente y el verano me pareció buena ocasión. Además, esta información le podría ser útil al librero de alguna forma. Caminamos juntos hasta la sección de narrativa en español y , golpe de suerte, queda un último ejemplar. En la ruta de vuelta a la caja rodeamos la mesa de "Recomendaciones del verano"

- ¿Me podría recomendar otro libro para las vacaciones? - atraigo su atención ligeramente hacia los libros de la mesa - Me he leído éste y éste otro de aquí.

- El Adversario. Acojona ¿eh? - asiento. Esto pinta bien - Déjame pensar - vuelve sobre sus pasos hasta un expositor giratorio.

- Prefiero bolsillo - le recuerdo. No dice nada. Creo que me va calando.

- ¿Te has leído este? - miro la portada y le digo que no.

A pesar de que sé que le voy a llevar si o si, me tomo el tiempo de leer la contraportada. Me viene a la cabeza el argumento de "Un Dios Salvaje". Sigo leyendo. Mejor libro holandés 2009. No creo que lo comprase en circunstancias normales. Pero es el elegido.





Y el librero acertó. El libro me dejó poso y estuve rumiándolo días después de terminarlo. He leído varios posts que se quejan de que el argumento tiene giros tramposos, para hacernos cambiar de golpe la percepción de quién es el bueno y quién es el malo. Pero es literatura de ficción - menos el trasfondo de crítica feroz de la sociedad europea actual que sale de las tripas y me parece muy real.  Yo me relajé y disfruté mucho. El protagonista por cierto sería el equivalente holandés del hermano de nuestro Pedro Sánchez - descubro al hilo de esto que el líder del PSOE tiene un hermano interesantísimo.

Ya me advirtió el librero con una frase que dió por terminado nuestro intercambio. " Cuidado. No hace concesiones"

lunes, 4 de julio de 2016

Superclásico

Fue bajo el mando de José Mourinho que el Barcelona-Madrid pasó a ser el Superclásico. Antes de los dedos en el ojo y los aspavientos mutuos el único Clásico que existía – Boca/River aparte claro – era un libro viejo escrito en algo precursor del español que te obligaban a punta de pistola a leer en el colegio.



Me leí "El Jarama" hace unos años, atraído por el ruido de su 50 aniversario. La portada anuncia que ganó el Nadal en el año 1955 – ya he comentado que me suelo dejar deslumbrar por los premios, pero el Nadal me deja un poco frío. En general veía el libro de Ferlosio como representante de la categoria de “Superclásicos”. No podía estar más equivocado. Toda una era cabe en el libro. El choque entre la cuadrilla de jóvenes urbanitas que vienen de la ciudad a pasar el día – alguna tan fresca que ¡lleva las axilas depiladas! - y los habitantes del pueblo - que tienen un punto cabrón y se llaman entre sí calamidad y fenómeno de feria o directamente por el mote ("Coca-coña" debería patentarse) con mucha familiaridad - está muy bien contado. Claro que la forma de hablar y de relacionarse de los “jóvenes urbanitas” del Jarama nos parecen ahora prehistóricos, pero a ratos parece que estoy oyendo a mis padres una tarde de verano de hace siglos, tomando café después de una merienda en el campo.  A la gente del Jarama también le cantan las tripas cuando oyen a las sardinas cantando el rosario en las brasas, y se hacen mataduras en las piernas con las aliagas. Si se aburren como una mona se van a dar un garbeo, a guipar a los amigos. Y cuando la tarde llama a la siesta, arrean a los niños para la calle antes de que les pongan negros.

La parte final del libro, con la intriga del cuerpo en el agua me hace pensar en "Tormenta de Verano" de Hortelano – que abandoné a las 30 páginas después de disfrutar como un enano con "Mary Tribune" – y me interesa un poco menos, pero aún así el Jarama daría para una mini-serie fabulosa.