sábado, 31 de octubre de 2020

Clásicos españoles

 Eché Los Ayacuchos en la maleta para el verano en el último minuto, animado por las recomendaciones de Rafael Reig - que lleva un par de años leyendo todos los Episodios Nacionales en el club de lectura de su pueblo. El principio se hace duro, y más con Espartero escrutándote ceñudo desde la portada. Pero cuando el libro se convierte en un intercambio epistolar contando las ingeniosas maniobras de Fernando de Calpena para rescatar a su amigo de la vida monacal y poder cumplir el requisito de su amada de celebrar un matrimonio doble que también dé un final feliz a su hermana, el libro vuela. Y en el camino, sin darte cuenta, te has transportado un rato a la vida convulsa del 1840. "Si por sublevarse condenan a un hombre, ahorquémonos todos con nuestras fajas". Con hallazgos deliciosos, como la cruz que marca el lugar en el folio donde Demetria "puso sus divinos labios"


 



La mala muerte es otro de los recomendados en la lista de Alberto Olmos de lo mejor del siglo 21. La he disfrutado como un enano, por hacer un chiste malo. Actualiza la picaresca al tiempo de la transición y de los pelotazos de los 80. Me extraña que Alex de la Iglesia no la haya adaptado ya.




lunes, 12 de octubre de 2020

Gilead

 Otra novela de la lista de Alberto Olmos de lo mejor del siglo XXI. Tengo que reconocer, mea culpa, que no fué mi primera opción, pero los astros se alinearon para que sea imposible encontrar una copia en papel de Europa Central (ni de la Trilogía de Madrid que no esté extra manoseado). Es un novelón. Un canto a la belleza de la vida de alguien que acaba sus días sin salir de una cuneta abandonada en la periferia de cualquier sitio.

"En la eternidad, este mundo será Troya, creo, y todo lo que ha sucedido aquí esrá la épica del universo, la balada que se cante por las calles. Porque no imagino ninguna realidad que deje ésta en las sombras por completo, y creo que la piedad me prohíbe intentarlo"

Un tratado sobre la posiblidad de redención y los celos. Buenísimo como describe ese reverendo de casi 80 años las punzadas de celos que despierta la vuelta inesperada del canalla oficial del pueblo y la relación especial que establece con su joven mujer. También hay teología y referencias bíblicas por un tubo, que lejos de molestar, encajan como un guante en la narración.




sábado, 12 de septiembre de 2020

Libros de verano ( en la España vaciada)

 

A espía y traidor no me pude resistir. Me había encantado un espía entre nosotros, al que llegué por una crítica super elogiosa de Muñoz Molina, y la época de la guerra fría me atrae como un imán. Kim Philby aparece también en Espía y Traidor, "disfrutando" de sus últimos años como eminencia dando clases magistrales a la KGB.

Mandíbula me la recomendó A. Me esforcé para que me gustase más, pero la leí un poco sin pena ni gloria. Está bien construida, da el miedo necesario - sobre todo de los adolescentes, esa especie tan rara - y es oscura a espuertas. 

El beso de la mujer araña sale también en la lista de recomendaciones confinadas de Alberto Olmos. Buenísimo. Mención especial para el argumento de las películas que cuenta Molina (al parecer, algunas de ellas son películas reales).




Vladimir y todos los demás

Las memorias de Nabokov las recomendaba Sergio del Molino y son muy geniales. Asusta la lúcidez, la memoria de elefante y la capacidad de percibir la realidad que tenía desde que era un niño de 2 años. El capítulo primero empieza así y la locomotora ya no se detiene. 

"...nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas. Aunque ámbas son gemelas idénticas, el hombre, por lo general, contempla el abismo prenatal con más calma que aquel otro hacia el que se dirige..."

El coleccionista fue la primera recomendación de libros de reclusión de Alberto Olmos. El libro que inventó el género de asesinos en serie, dicen. Más que eso es un enfrentamiento a muerte entre un don nadie - trastornado - al que de repente le toca la lotería y una chica que lo ha tenido todo en la vida. Buenísimo.

El último premio Pulitzer ha tenido publicidad a malsalva. Lo compré para celebrar mi visita al buscón después de mil meses. Allí también me han recomendado su anterior novela. (Dos pulitzer en 4 años deber ser un nuevo récord)




domingo, 28 de junio de 2020

Últimos libros confinados


Éste lo recomienda uno de mis prescriptores favoritos, para regalar a un hijo que cumple 20 años. Me he divertido mucho con la búsqueda campestre del hombre lobo. Evoca literatura clásica de aventuras y lo mezcla con la "modernidad" de la novela negra. En cuanto mis crías cumplan 20 se lo regalo.

La piel fría es una de las recomendaciones de Alberto Olmos de novelas en las que la reclusión sea personaje principal para sobrellevar la reclusión. De su lista me he pillado varios para le verano. Por la portada y el título (y su reciente adaptación parece que fallida al cine) no lo habría metido en mi lista nunca. Pero es genial. Aquí de nuevo resuena literatura clásica de piratas y náufragos que de repente vira a la ciencia ficción de los hombrecitos verdes (azules). Escrita con mucha clase. Escritor a la lista.

Como guinda, una relectura. Otra práctica la de releer que yo ubicaba en el Sheol, pero que te da ratos tan  ricos como Ofir. (Siempre me da este tic después de leer a Roberto Blatt. Se me pasará)




sábado, 30 de mayo de 2020

Libros confinados

Empecé peinando lo que tenía por las estanterías de casa y encontré volúmenes sueltos de colecciones que tenían pinta de haber llegado escondidos en suplementos dominicales y vivido largas temporadas en casas pasadas y algún libro que  te tienta a romper la regla de nunca releer. Finalmente me encontré en la mesa de la cocina con una taza de café y la saga/fuga de J.B. A puntito estuve a punto de dejarlo, pero en la pandemia uno se obliga a mantener el ánimo, y además el autor se compadeció y me ayudó invitándome a saltar unas páginas especialmente densas en el momento justo (" Recomiendo al lector apresurado saltarse unas cuantas páginas y reanudar la lectura en la 204, línea 34. Pierde el resumen y parte del texto del discurso de Don Torcuato , pero no es una gran pérdida"). Cierto que es una obra maestra, y que acabas siguiendo en trance los viajes entre dimensiones de los distintos JBs - sobre todo los del pobretón Joseíño Bastida, siempre buscándose los medios más variopintos para comer proteína y acabar estando con Julia - pero las páginas son tan ricas, aliñadas con disgresiones filosóficas, idiomas imaginarios e incluso poesías escritas en ese idioma imaginario, que a veces ten dan ganas de cogerlo del lomo y devolverlo a su tranquilo retiro en alguna balda lejana.

La biografía/manual de ayuda de King se lee con gusto en dos patadas. Creo que King es un poco un placer, cada vez menos, culpable. Y me encanta como desacraliza el oficio de escribir, como si fuese un Robin Food pero del glamuroso mundo literario en lugar de los restaurantes estrellados. Ya la idea de combinar la biografía con los consejos a escritores en ciernes me parece una genialidad marketiniana. La biografía se esfuerza en dejar claro que King viene de la nada, y que se ha abierto camino a base de los trabajos más cutres para llegar a fin de mes. Al final del libro incluye una lista de los libros que ha leído y le han gustado en un periodo de tres-cuatro años y te quedas asombrado de lo ecléctico que es. Larga vida al King.

La herencia estaba en el top de libros de 2019 para Alberto Olmos. Terriblemente bueno, teniendo el cuenta que el tema - abusos infantiles y cómo eso destruye a quien los sufre primero y a todos los demás que nunca pueden ser neutrales después - es material inflamable. Te hace pensar en la familia como un organismo del que formas parte, que necesitas para vivir pero que no dudaría en eliminarte si lo pones en peligro o si cuestionas el equilibrio de poder. No sé si habrá algo autobiográfico, pero todo el libro traspira verdad.





viernes, 10 de abril de 2020

El rey

Los perennes sellos de Best Seller que lucen las portadas de sus libros, y la sospecha de que por la noche cobran vida,  destripan y se comen a sus compañeros en los anaqueles rotatorios de los Relay de todos los aeropuertos del mundo de modo que a la mañana siguiente solo quedan ellos, convierte leer a Stephen King en una especie de placer culpable. También bastantes de las desafortunadas adaptaciones. Pero hay que reconocer que el maestro cumple, y sigo teniendo sus memorias en mis lista de pendientes.

Doctor Sueño distrae del confinamiento. Ya es mucho decir. No leí "el Resplandor", me quedé con las poderosas imágenes de la pelicula, pero la secuela es "hija de su tiempo". Da la sensación de que el prolífico (y astuto) maestro tenía la adaptación televisiva en mente cuando la escribió. Sí, también veo ajustes de cuentas con los hijos, y ese momentazo en el que los padres tienen que aceptar que su hija pre-adolescente Abra crece.


sábado, 28 de marzo de 2020

Padres e hijos

Mirando por el retrovisor he visto que bastantes de las historias que he leído devorado en los últimos tiempos van de la relación con los hijos. O eso me ha parecido a mí. O estoy en esa edad.

Una Odisea es un libro que de principio es bastante improbable que llame la atención - a no ser que lo recomiende Alberto Olmos.  Académico, algo redicho, plagado de referencias cultas, con un autor de nombre y foto de solapa que invita al bostezo. Pero ahí está. La relación entre un hijo y su padre diseccionada sobre la mesa. Con sus asuntos pendientes, sus secretos y sus conversaciones pospuestas que nadie en realidad quiere tener hasta que el final esta cerca. Logra también que te interesen las peripecias de Odiseo. Pocas bromas. Éste fue el último libro que me leí en el autobus 70, hace mil años.









A El corazón de Inglaterra no lo tenía en el radar, a pesar de que me he leído ( y disfrutado como un gorrino) todo lo que ha escrito Coe y se me echó encima en una inesperada visita a una librería en el sitio más inesperado y solitario de la ciudad. Reconforta volver a encontrarse con Ben Trotter y su pandilla, en medio del follón del Brexit. La parte política me interesa bastante menos que las peripecias humanas de este grupo de cincuentones y, como últimamente, se me escapa la mirada a la turbulenta relación de Doug y Charlie con sus hijas adolescentes y a la de Ben con su padre. Atentos

"- ... ¿cómo lo planteaba Philip Larkin?
- Pues resulta que si vives hasta los setenta, cada década es como un día de la semana.
-  ...
-  Y ahora que somos cincuentones, ¿sabes en qué día de la semana estamos? Estamos a última hora de la tarde del sábado."




martes, 4 de febrero de 2020

Cineclub

Tiempo de relectura mientras llega el paquete de Amazon (a nombre de S. porque yo sigo peleado claro). No recuerdo cómo llegó a mis manos este libro, probablemente fue por su portada y su muy molona sobrecubierta. Prácticamente lo he devorado. Rara vez pasa. Las desventuras de un padre algo bohemio y su hijo adolescente, navegando los mares del abandono escolar y los primeros amores. Victorias pírricas, cuando sabes que en algún momento "no muy lejano íbamos a tener un tiroteo y yo iba a perder". Geniales anécdotas del mundo del cine. A ratos me recuerda a la autobiografía de Roger Ebert.


domingo, 26 de enero de 2020

Canadá

Lo tenía en el radar desde que salió en todas las listas de lo mejor del año, a principios de la década pasada. Pero aún recordaba las sensaciones agridulces que me dejó su "El día de la independencia" y me estaba haciendo el duro. De "El día de la independencia" me quedó los fantásticos diálogos entre el protagonista y su hijo adolescente, lo demás se me hizo cuesta arriba y tardé Dios y ayuda en llegar a la última página. En "Canadá" Ford, que tendría cuando lo escribió casi setenta castañas, te hace sentir todo lo que pasa por la cabeza de dos hermanos quinceañeros cuando sus padres desaparecen del mapa. "Canadá" no es sólo una novela mágica sobre hacerse adulto, la aventura donde va envuelta engancha con personajes y acontecimientos maravillosos.
Además, el nombre de la novela viene al pelo con los últimos acontecimentos en el trabajo. Un buen augurio.

lunes, 6 de enero de 2020

Visita a la casa del libro

Hacía ya tiempo que no caía por una Casa del Libro. Esta vez fue un poco por casualidad, y porque no cabía con el carrito en una tienda de disfraces chulísima que hay en Maestro Victoria donde la familia estaba mirando disfraces para Halloween. Y también llovía a mares. Todo pudo ser el destino intrigando para que entrase. Regresé con dos fichajes:

El libro de Héctor Abad estaba en mi lista. Como resistirse cuando uno de mis prescriptores de cabecera afirmó esto "Es el libro que más veces he regalado". Probablemente tenía las expectativas por las nubes, porque lo he leído con gusto pero no me ha dejado el poso que esperaba.

La mujer justa es mi primera incursión en Márai novelista - después de quedarme pasmado con sus increíbles  diarios. Lo cogí un poco a ciegas, de entre los dos o tres que tenían en las estanterías. La voz de los protagonistas de un triángulo amoroso entre burgueses y pobres de solemnidad sí que se te mete dentro. Leeré más cosas suyas seguro.