lunes, 30 de mayo de 2016

(Don´t) Believe the Hype

Lo confieso. Soy presa fácil de las campañas de promoción de libros nuevos – ¿os acordáis cuando empapelaron los autobuses urbanos con el lanzamiento de "Perdida"? Yo si. Lo primero para curarse de un mal hábito es admitirlo, dicen. Por eso me obligo a poner algo de distancia y esperar al menos a la edición de tapa blanda, para minimizar la decepción si al final no esta a la altura de los eslóganes. Así que estos los pongo en la fresquera, al final de la lista o para las vacaciones del verano que viene.
Lo cierto es que últimamente alguno de estos libros hiper promocionados, y luego convenientemente reposados, me han hecho disfrutar de lo lindo.



El libro de Pierre Lemaitre se llevó el premio Goncourt. Solamente este hecho hace que me piquen las palmas de las manos delante de los anaqueles de la librería. Recibió un montón de críticas elogiosas incluyendo, ojo porque no se puede ser mas glamuroso, esta de Valerie Trierweiler:

«Este libro, sin ninguna duda, marcará la historia de la literatura. Podría haber tenido mil páginas más y seguiríamos adorándolo. Es magnífico.» Valérie Trierweiler, Paris-Match

Parte de la trama esta basada en la iniciativa real del gobierno francés de exhumar los cadáveres de los soldados muertos en los grandes campos de batalla después de la primera guerra mundial. El negocio atrajo a empresarios sin escrúpulos que convirtieron la identificación y traslado de los restos en una prolongación del horror. A mí esta historia de un pelotazo entre guerras ya me tenía ganado - Por cierto, tengo enfrescando otro Goncourt reciente con muy buena pinta - "El Sermón sobre la caída de Roma", de Ferrari.














Con la Casa de Hojas tardé más en picar. Me echaban para atrás los aproximadamente medio millón de resultados que te devuelve Google si buscas “Casa de Hojas experimental”.


 Aparte de los pies de página extra largos y de algunas páginas impresas en diagonal el libro esta muy bien. Y a ratos acojona bastante. 

 Hablando de la hiper promoción, echad un vistazo a las  más de sesenta reseñas elogiosas de otros tantos medios que acompañan la ficha del libro en el site de su editorial. Hasta creo recordar que insertaron publicidad en la revista metrópolis, que ni siquiera tiene sección de literatura. Pero lo que más me fastidió claro - y con gran diferencia - es que la totalmente genial stone junction solo tenía cuatro citas.

sábado, 21 de mayo de 2016

Memorias

Nunca sentí gran interés por las autobiografías de personajes conocidos. Siempre he sido más de ficción escrita por escritores de profesión – Dejo aparte los libros de memorias de escritores, que es otro jugosísimo género en sí mismo . De pequeño sólo tengo recuerdo de leer la autobiografía de un piloto de carreras alemán, que aparentemente había llegado a casa mucho antes que ninguno de nosotros y que me sorprendí rescatando cuando vaciamos el piso para ponerlo a la venta décadas después.


Tenía esa idea de que las memorias no son literatura de verdad. Más bien vehículos para el autobombo o guías de auto-ayuda para intentar imitar la vida exitosa del otro, y nunca las consideraba seriamente para futuras lecturas. Mi - reciente- afición por los libros de memorias empieza en verano de 2010 y por casualidad. Desde el montón de libros de segunda o tercera mano en un puestillo destartalado en Krabi, David Niven me sonreía irresistible bajo un bigotillo pre-constitucional, rodeado de copias semi nuevas de best sellers con edad de ser sus nietos. Las memorias de David Niven son terriblemente amenas y muy bien escritas, desde los diferentes periodos militares hasta la tensa relación con los dueños de los estudios, aunque personalmente me quedo con el honesto relato de su vida familiar – incluyendo la increíble y cruel muerte de su primera esposa.



Tiempo después, animado por un artículo bastante elogioso de Miguel Ángel Villena en el suplemento dominical de El País , me leí las memorias de Errol Flynn. Más que una autobiografía es un libro de aventuras a la altura de los clásicos. Era de esperar. Al fin fin y al cabo fue compañero de farra de David.


David y Errol me enseñaron que las memorias no son un género menor, y desde entonces no me avergüenzo de añadirlas a mi dieta lectora de vez en cuando.



No existen aún que yo sepa, pero creo que las memorias de Julio Iglesias podrían estar a la altura de las de estos adorables granujas que se convirtieron en las primeras estrellas planetarias del cine - Como muestra un botón:  la hilarante crónica de Lino Portela  sobre una cena con Él.



viernes, 20 de mayo de 2016

129 Millones

El primer nombre que pensé para el blog fue 129 millones. Según Google, es el número de libros que hay ahí fuera. Una vida nos dará con suerte para unos cuantos cientos. Pongamos mil que serían más o menos el 0,0008% del total, así que conviene acertar lo más posible. Voy de recopilar cómo llegaron a mis manos los libros que me gustan, y  tratar de descubrir algún patrón - si es que lo hay - que me ayude a elegir los siguientes. Por el camino dejaré alguna nota para conservar "en escabeche" el impacto y las sensaciones que me produjeron las lecturas - las buenas sobre todo.