Ernaux y la Fábrica de Canallas

 Annie Ernaux cuenta su vida. Eso es todo. Pero el libro relatando la muerte de su padre y la transición de vivir casi en la "Edad Media" a una vida de burguesa culta me ha enganchado totalmente. Cómo el esfuerzo de que tus hijos tengan una vida mejor genera una distancia insalvable entre el lugar de donde vienes y al que vas.   

"Yo consideraba que él ya no podía hacer nada por mí. Sus palabras y sus ideas no tenían cabida en las clases de francés o de filosofía, en los ratos que pasaba en los canapés de terciopelo rojo de mis amigas de clase. En verano, por la ventana abierta de mi habitación, oía el ruido de su rastrillo aplanando la tierra removida. 

Escribo, quizá porque ya no teníamos nada que decirnos"

El Jernigan de David Gates lo cogí el vuelo de la estantería de camino al mostrador. Finalista del pulitzer y la duda de si Bill tiene un hermano escritor atormentado. Al principio me daba pereza, pero va cogiendo velocidad como una Homes a todo trapo. Jernigan es cabeza de una familia muy (muy) disfuncional. Muy noventera, pero escrita con pulso firme.

Una de cal y otra de arena. No pude mediar No me esperen en Abril de Bryce Echenique. Una derrota, porque me había encantado Un Mundo para Julius, pero las desventuras amorosas de adolescentes muy románticos se me hizo cuesta arriba.

La de arena, valga el librazo de Chris Kraus como arena, es el tocho La fábrica de Canallas, que tiene todo lo que me gusta: las cloacas históricas del siglo XX, humor muy ácido y relaciones familares retorcidas. El reverso chisposo de Las Benévolas.