sábado, 16 de septiembre de 2017

Chulazo

La mirada profunda de Iceberg Slim (ojito al apodo macarra de Robert Beck) me castigó nada más abrir la bolsa de recomendaciones que A. me pasó este verano.
En condiciones normales te llevaría unas páginas vencer la aversión al contexto del libro ( hay explotación y violencia de mujeres a punta pala), pero Iceberg no te deja. Empieza como una estampida contando los abusos de todo tipo que sufrió en la infancia y el periplo sentimental de su madre - plagado de malas decisiones que en opinión de Slim fueron lo que básicamente le llevaron donde acabó - y sigue con su ascenso de perro callejero de barrio a proxeneta de primera linea sin darte un respiro. Ni siquiera podría decir si me parece que escribe bien o mal, sólo que lo que lo que cuenta parece tan teñido de verdad (y es a ratos tan alucinante) que no puedes esperar a pasar la página. Durante muchos capítulos el libro es un manual de prosperar en un negocio digno de estudiarse en un MBA. Salteado con incursiones no menos alucinantes en el mundo carcelario (huida inverosímil incluida). Dice Iceberg que una de las cosas que le salvó es leer muchos libros durante sus "Trizas" - muy logrados por cierto las traducciones de los trepidantes diálogos, que a veces parecen diálogos filosóficos con un discípulo al estilo griego. Amén.




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